Aquí les incluyo para su lectura y análisis, lo que uno de mis exalumnos, quien participó hace muchos años en uno de los primeros ejercicios de escritura colaborativa, el “TALLER DE CROWD WRITING”, que recién había desarrollado inicialmente, y que en ese remoto entonces, escribió:
Otro lugar, otro tiempo.
Si había una respuesta, ellos la encontrarían.
NOTA DEL AUTOR: CUENTO BASADO EN UN CAPITULO DEL LIBRO: “LOS MISTERIOS DEL SEÑOR BURDICK”.
Por: Víctor A. López Pulido
13/09/2003
** DERECHOS RESERVADOS

En el norte de América, se encontraba una pequeña aldea muy pintoresca. Aunque todos los pobladores se conocían no siempre se saludaban.
Existía una vieja vía de tren que tenía tiempo que había dejado de utilizarse y todos sabían que se dirigía a un pueblo vecino que se encontraba al este a unos 50 kilómetros de distancia.
Una tarde de otoño, se sintió que el viento sopló fuertemente, como si descargara su furia contra el pueblo. Nadie le puso especial atención a ese suceso, sólo Juan, quien hacía un año había tenido un accidente en el que perdió la vista y, por lo tanto había agudizado su oído, además de sus otros sentidos. Aunque no entendía exactamente lo que el viento decía, él sintió escalofríos en todo el cuerpo.

Después del fuerte viento, empezó a llover con gran fuerza, durante toda la noche. Al día siguiente el sol resplandecía y con un aroma fresco todos iniciaron sus actividades, pero se encontraron con que la fuerte lluvia había inundado todo el pueblo, además de todas las construcciones, sólo sobresalía la vieja vía.
Rápidamente corrió la noticia de que el hijo de Jorge, un cazador muy experimentado, se había extraviado sin dejar huella ni rastro alguno, el párroco de la iglesia repicó las campanas para solicitar la presencia de todos y organizar una expedición para su búsqueda. Sin demora todos llegaron a la cita.
En la reunión todos hablaban y daban opiniones, pero la verdad nadie sabía por dónde empezar la búsqueda. Finalmente Juan alzando la voz y en tono firme preguntó -“¿Qué nadie escucho el viento ayer?”-, y todos comentaron con el compañero de al lado: -“Si todos lo escuchamos, fue un viento muy fuerte”,- y una voz que escuchó el comentario, preguntó: -¿Qué tiene que ver el viento de ayer con la desaparición de mi hijo?,- era Jorge el cazador. En ese momento Juan se dio cuenta de que nadie había escuchado lo que a el le dijo el viento. Entonces respondió Juan -“No entendí todo lo que me dijo el viento, pero sé que la voz vino de donde viene la vieja vía”.
Sin más rastro que el comentario de Juan, el pueblo escogió una pequeño grupo de persona para encontrar al hijo del Jorge el cazador. Los integrantes fueron: Jorge el cazador; Pedro un joven fuerte leñador; Simón el profesor de la escuela, que sabía toda la historia del pueblo y le gustaba resolver todo tipo de acertijos que llegaban a sus manos; Juan, que aunque no veía era el único que escuchaba lo que decía el viento.
Adaptaron un carro para que este caminara sobre las vías, prepararon sus provisiones y se fueron a descansar.
Muy temprano a la mañana siguiente salieron a la búsqueda planeada. El profesor Simón mencionó en ese momento que: -“si había una respuesta él la encontraría allí”.
Avanzaron hasta casi el anochecer, ellos suponían que ya deberían haber llegado al pueblo vecino pero no encontraron nada.
Cansados decidieron prepararse para pasar la noche en ese lugar. Encontraron una cueva, prendieron una fogata, tomaron sus alimentos y se acomodaron para dormir. Todos quedaron profundamente dormidos pero apenas habían pasado algunos minutos cuando el viento empezó nuevamente a soplar. Juan casi inmediatamente se despertó porque escucho nuevamente lo que le decía el al viento, pero ahora con mayor claridad. A tientas encontró una rama y escribió lo que escuchaba:
“EGAP NU A EMDREART
EJASAP IM ECHON AL I
ODUCSE IM AIVULL AL
ODAILA IM SE OTNEIV LE”
Cada vez que se repetían estas palabras, Juan sentía fuertes escalofríos y arreciaba más la lluvia. Juan despertó a todos para que juntos interpretaren lo que había trascrito. Todos observaron las palabras pero nadie logro entenderlas, comentaron, discutieron pero no lograron interpretar el escrito. Poco a poco se fueron finalmente quedando dormidos.
A la mañana siguiente se despertaron y el profesor Simón se quedó viendo al horizonte. Jorge, sin pensarlo vio por un instante, el reflejo de las letras en los anteojos del profesor y pudo entender que la letras estaban escritas al revés. Rápidamente agarro la primera vara que encontró y lo que escribió fue lo siguiente:
“TRAEDME A UN PAGE
I LA NOCHE MI PASAJE
LA LLUVIA MI ESCUDO
EL VIENTO ES MI ALIADO”
Entonces el profesor Simón entendió que todo tenía que ser de atrás para adelante:

“EL VIENTO ES MI ALIADO
LA LLUVIA MI ESCUDO
Y LA NOCHE MI PASAjE
TRAEDME A UN PAGE”
En ese momento el profesor recordó una historia que leyó acerca de una bruja que hacia todo al revés y que su fuerza crecía cada vez que las personas se comportaban en forma contraria a su esencia. Comprendió que esa bruja estaba tomando posesión de las personas del pueblo porque Doña Petra tenia envidia de Doña María, Jorge el cazador se había enojado con su vecino, el barbero había discutido hace un mes con el herrero y desde entonces no se hablaban, y así una infinidad de conflictos y chismes entre los habitantes del pueblo.
El profesor Simón les comentó a sus compañeros lo que había descubierto. Entonces todos se dispusieron a partir, se subieron al cochecito y empezaron a caminar, cuando recordó el profesor que para poder encontrar a la bruja sin ser hechizados tenían que hacer las cosas al revés, por lo que partieron en reversa.

Conforme avanzaba en reversa la neblina se hacía más espesa y llegó el momento en que no alcanzaban a ver más allá del largo de su brazo, pero siguieron retrocediendo.
De repente como por arte de magia, la neblina desapareció y se encontraron en un bosque, que parecía como de cuento de hadas pero en absoluta calma, casi todo estaba inmóvil. Juan sentía algo extraño y no escuchaba ningún ruido, ni de animales o del viento. Se bajaron del carrito y miraron a su alrededor. A unos doscientos metros de distancia vieron una pequeña cabaña, que parecía de un estilo muy antiguo pero en perfectas condiciones.

Todos se dirigieron hacia la cabaña pero olvidaron lo que el profesor Simón había dicho, -“que deberían hacer las cosas al revés-”, hasta al mismo profesor se le olvidó. Juan iba agarrado fuertemente de la mano del profesor y a cada paso sentía como le palpitaba más fuerte el corazón, lo único que hacía era aferrarse más y más a la mano de su guía. Éste por su parte sin estar seguro de que eso era lo más correcto, continuó caminando hacia la cabaña.
Con pasos sigilosos todos se fueron acercando a la pequeña cabaña, que parecía estar sola. Discretamente Pedro el leñador se acercó para observar por una ventana, mientras Jorge el cazador rodeó la cabaña y en la parte trasera de la cabaña, este encontró el amuleto de su hijo. En ese momento Jorge el cazador sintió tanto coraje y desesperación que no pudo contenerse y apuntó su rifle hacia la puerta trasera de la cabaña. Casi inmediatamente soplo fuertemente el viento, el cielo se obscureció y empezó a llover con gran fuerza que difícilmente podían verse unos a otros. Juan sólo escuchó y sintió la fuerza del viento y la lluvia, y se aferró a la mano del profesor Simón y escuchó como latía su corazón. De repente ya no escuchó nada y sintió una gran calma alrededor pero no sabía que había pasado con el profesor, que se había desvanecido de entre sus manos.
Dentro de la cabaña se encontraban ya, el profesor Simón, Jorge el cazador y Pedro el leñador, todos inmóviles y al centro un dulce viejecita. Todos ellos no se podía mover por más esfuerzo que hicieran. De repente la dulce ancianita se empezó a transformar en una horrible bruja, con ojos inundados de odio y furia, la cara con una sonrisa de diabólica felicidad, y empezó a repetir las frases que había escrito Juan.
“EL VIENTO ES MI ALIADO
LA LLUVIA MI ESCUDO
Y LA NOCHE MI PASAGE
TRAEDME A UN PAGE”
En ese momento el profesor se dio cuenta de que no estaba Juan con ellos, pero con cada frase que decía la bruja, las fuerzas se le diluían, observó a sus compañeros y también vio como se empezaban a desvanecer del cansancio. A punto estaba el profesor de caer inconsciente cuando recordó una importante oración también de aquella leyenda:
“LA FUERZA DEL CORAZÓN ES LO ÚNICO QUE DESTRUIRÁ EL PODER DEL MAL”
Entonces entendió porque a Juan no le había afectado el hechizo de la bruja, porque Juan sólo veía a través de su oído, olfato y tacto apoyados por la fuerza de su corazón. Casi con el último esfuerzo les dijo a sus compañeros que cerraran los ojos y se concentraran en la fuerza de su corazón. En cuanto los tres se concentraron en la fuerza de su corazón, Juan sintió una cálida energía que lo guió hasta donde estaban sus amigos. Cuando los cuatro estuvieron dentro de la cabaña concentrándose en la fuerza de su corazón se generó tal energía que la bruja se evaporó.

Juan sintió una gran calma y sabía que las fuerzas del mal habían desaparecido. A tientas empezó a buscar a sus amigos, al primero que encontró fue a Pedro el leñador, quien se despertó al sentir en su rostro las tibias manos de Juan. Después se despertó Jorge el cazador, quien ayudó al profesor a que se reanimara.
En ese momento escucharon un sonido que venía de debajo de la cabaña. Todos se pusieron en alerta, menos Juan, que les dijo que no se preocuparán, su corazón le decía que no era ningún peligro. Jorge el cazador vio una pequeña puerta sobre el piso y la abrió con mucha precaución, en el fondo se encontraba el hijo de Jorge el cazador amarrado. Jorge corrió a abrazar a su hijo y a quitarle las cuerdas.
El profesor concluyó que lo que le había dado fuerza a la bruja fue la envidia, el miedo, el rencor y todos los sentimientos negativos que los habitantes del pueblo sentían.
Cuando llegaron de regreso al pueblo, el profesor les recordó la fuerza que tienen los sentimientos que salen del corazón.
NOTAS DE LA EDICIÓN POR PULSO PYME:
1) Fotos cortesía de Todo-mail y Pixabay
2) Si tú también quieres en lo individual o con los colaboradores de tu empresa, aprender a escribir, o leer, ¡Avísame para apoyarte en tan importantes retos!
3) ¡Si no, pus… no…!