Hablar de la situación económica al interior de la pareja resulta complejo, pues el dinero siempre lleva una carga emocional; en el mejor de los casos como un vehículo para alcanzar los objetivos propios y de la sociedad conyugal, pero también funciona como un agente de control que termina por erosionar tanto al proveedor principal como al receptor. En la actualidad, prácticamente la mitad de los matrimonios concluyen en divorcio – y no hasta que la muerte los separe-, el principal causal de la ruptura incluye algún tema relacionado con el dinero y el estilo de vida.

Así que si la voluntad es formar una familia, o preservar la actual, lo idóneo sería plantear desde ya las expectativas socio-económicas y tener total claridad del punto de partida. Para lograrlo existen diversas metodologías, en Presente Continuo utilizamos herramientas simples que no requieren de expertos en finanzas o terapia de pareja para aplicarlas y cuyos resultados influyen en otras áreas de la convivencia de pareja como son la emocional, la erótica y la espiritual.

Comencemos por asumir que la pareja se conforma por dos individuos con sueños, miedos y proyectos propios. Anular la identidad personal para formar pareja siempre es una receta que termina en desastre. Por lo tanto, es importante identificar los objetivos íntimos de cada uno, sin concesiones ni pudor.

¿Cómo quiero recordar mi vida cuando sea mayor? ¿A qué momentos felices, a qué logros quiero regresar cuando ya mi cuerpo esté viejo y cansado? ¿Lo que estoy haciendo hoy me permitirá llegar ahí?

Son sólo tres interrogantes para iniciar a plantear los objetivos en cuatro ámbitos primordiales: personal, de pareja/familiar, profesional y social. Escribirlos, visualizarlos y planear su consecución nos da estructura, dirección y propósito de vida. Lo ideal en estos casos es planear a diez años, pues todos los procesos humanos siguen requiriendo tiempo de maduración, aunque vivamos en la época de la inmediatez.

Como todo emprendimiento empresarial, el proyecto de vida también exige recursos, no solo económicos, también temporales y espaciales para desarrollarlo y es muy importante que nuestro socio/pareja lo sepa. Una vez que los objetivos íntimos queden planteados, es prioritario compartirlos para tener claridad a que nos estamos enfrentando. Es importante que ambos integrantes de la pareja tengan claro en qué objetivos van juntos y en cuales solo acompañarán a su cónyuge como un testigo favorable -sería un absurdo pensar que desde la boda debemos hacer todo juntos, todo el tiempo. El siguiente paso es escribir un presupuesto familiar que contenga las expectativas de ambas personas. El presupuesto deberá incluir todos las fuentes de ingresos económicos disponibles como son el sueldo, rentas, ayudas, donativos y hasta la herencia de la tía millonaria que todos quisiéramos tener. La sección de egresos abarca todos los gastos, por mas superfluos que parezcan, ¿cuánto nos cuestan las mascotas?, ¿cuánto gasto en cigarros?; y los grandes proyectos como la educación de los hijos y hasta la clase de violín. ¿Lo que percibimos realmente nos dará la posibilidad de cumplir todos nuestros objetivos? ¿Cómo vamos a plantear los compromisos necesarios para que exista igualdad en la pareja y ambas personas tengan un sentido de realización y satisfacción?

Nosotras proponemos un presupuesto ideal, que obviamente se adapta a la realidad de cada familia y la etapa del ciclo en la que se encuentra la pareja; no es lo mismo dos jóvenes recién egresados de la licenciatura, que una pareja que va por las segundas o terceras nupcias. Cincuenta por ciento del ingreso está destinado al gasto corriente. El restante se divide en partes iguales entre la filantropía, el ahorro para emergencias, la educación continua, inversión y para la diversión o proyectos especiales.

Para llegar hasta este punto, donde ya están puestos en la mesa los sueños y los recursos necesarios para conseguirlos; ambas personas tuvieron que exponer sus motivos, intereses y valores. Sin un espacio dedicado únicamente a este fin es sumamente complejo que se produzcan estas conversaciones, pues entre otras cosas, nos confrontan con nuestros miedos, las fallas y sobre todo nos responsabiliza de nuestros actos y nuestra felicidad.

Lo ideal es que la pareja dedique sesiones de no más de noventa minutos para abordar estos temas para evitar que los ánimos se calienten, o que las fantasías se apoderen de la realidad; y que por lo menos una vez cada mes, en un espacio solamente dedicado a este tema, se revise como avanzan los asuntos económicos. Además, una vez al año deberían agendar un espacio mayor para evaluar como se encuentran los niveles de satisfacción individual y de pareja. Los empresarios le llamarían juntas de planeación estratégica; si la familia sigue siendo el pilar del bienestar, bien vale el esfuerzo de procurar una conversación franca, abierta y amorosa al respecto.

Culturalmente se nos adoctrina, -“que si hablamos de dinero eliminamos el amor romántico, que somos unos interesados y desalmados, que solo estamos ahí por beneficio personal, y las personas se convierten en bienes utilitarios que nos permiten salirnos con la nuestra”.

¿Qué pasaría si reconociéramos que nos casamos con quien nos conviene para alcanzar nuestros anhelos, crecer como personas y finalmente trascender nuestra propia experiencia humana? Si hacemos un due-diligence antes de comprar una empresa o asociarnos, no estaría demás hacer lo mismo con la persona con quien compartimos nuestra más profunda intimidad.

Para quienes quieren trabajar este tema ya sea solos o con su pareja, en Presente Continuo ofrecemos una primera sesión de exploración. Para agendar su cita favor de escribirnos a

vinculo@presentecontinuo.com.mx y para obtener mayor información se encuentra nuestra página www.presentecontinuo.com.mx.

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