¿SEGUIR ESQUEZOFRENICO O EMPRENDER O NO EMPRENDER ESAS SON LAS CUESTIONES?

MINICAPITULO PRIMERO: “INTRODUCCION A LO QUE SIGUE”.

Érase una vez que se era una persona honesta, bien intencionada, inteligente, creativa e inquieta, con ganas de crecer, avanzar y progresar que laboraba en un lúgubre y sombrío lugar del que a veces se quería escapar y otras no, la razón, todavía no podía o aun no lo habían corrido y con esto último, puesto en la RENATA (Reserva Nacional de Talentos). Además, todavía tenía disponibles algunas pizcas de esperanza para invertir o crecer por ahí. ¡¡Vaya combinación de factores!! En ocasiones era tachado de revolucionario y en otras más, la mayoría, de tonto o imbécil, sobre todo por los resistentes al cambio o por los “Esquezofrenicos” del rumbo. Lo único seguro era que muchos no lo entendían y muchos otros temblaban gelatinosamente ante la inseguridad de verse desplazados por los cambios “inteligentes” que constantemente proponía, pero qué, no estaba nadie por ahí dispuesto a apoyar por el re-canijo temor a verse rezagados ante los inaplazables cambios estratégicos que seguramente vendrían si aceptaban apoyarlo en sus “alocadas sugerencias”. Lo anterior, continuamente los obligaba a tomar posturas “Esquezofrénicas”, que todo lo retrazaban aún en su propio perjuicio futuro (Neuman, 2008).

¡Ahh, otros sí lo apoyarían si pudieran, pero tampoco “podían” o querían retar a la “sabiduría organizacional o personal acumulada por el correr de los años” en los múltiples veteranos que lastimosamente arrastraban su aureola de “experiencia” por doquier! ¡La estructura de poder de la empresa, normalmente conocida como el “Esquezograma Organizacional” era demasiado pesada también, saben! “¡Más valía malo conocido que bueno por conocer!” “¡Al cabo -así siempre se había hecho y no les había ido tan mal ‘hasta ahora’!” “¿Quién era o se creía él para de repente, darse dotes de sabelotodo o de mejorador de lo imposible de mejorar, ‘ya lo habían ellos tratado e intentado todo sin el menor resultado’, y además, como pretendía él, que apenas sólo unos tres o cuatro u ocho u once años atrás había llegado a la empresa recién desempacadito de una de esas escuelillas o universidades de mala muerte, en donde tan poco conocimiento práctico del mundo real, realmente se ofrecía para poder lograrlo?”

-¡¡Bahh, puros cuentos!!

-¡Aprende! ¡Sí aprende, y luego hablamos!

-¿¿Cuándo…??

-¡¡Luego, por lo pronto aprende!! ¡Ya que termines de aprender hablamos…!

-¿Y va a haber examen??

-¡¡No!! ¡Esto no es una escuela es la realidad!

-¿Y cómo voy a saber si ya aprendí?

-¡Ya te lo diremos cuando llegue el momento indicado! ¡Por lo pronto aprende! ¡No molestes! ¡No ves que estamos muy ocupados! ¡Siempre hay cientos de problemas, fallas, reclamos, re-trabajos, mermas, ausencias o cosas que arreglar por aquí! Además, no hay ni tiempo ni recursos por ahora para todas las tonterías que recomiendas…!

MINICAPITULO SEGUNDO: “LA TRISTISIMA E INCOMPRENDIDA DIARIA REALIDAD DE ALGUNOS”.

Una persona con espíritu o inquietudes “emprendedoras” o con deseos honestos de “mejorar lo que actualmente sucede en algunos lados”, muchas ocasiones se ve presionada por la penosa necesidad de resolver el enigma que le presenta la cuestión “Shakespeareana” de decidir si debe emprender o no un nuevo negocio, si debe quedarse o irse en busca de mejores pastizales o actividades laborales, de decidir lo que será mejor para él o ella y para su actual o futura familia, cuando desgraciadamente atraviesa personalmente por una situación muy particular en su vida y en su propio desarrollo profesional.

MINICAPITULO TERCERO: “LA PASIVA VIDA  DIARIA DE OTROS”.

Normalmente no todas las personas requieren de meditar al respecto de la cuestión que aquí nos atañe, ya que no todos se sienten tan “atraídos” por el gusano o el incentivo de convertirse en patrones de su propio destino o de emigrar hacia posibles tierras más fértiles, así nada más porque sí. Otras personas, desgraciadamente, no quieren o pueden siquiera pensarlo, no saben cómo o tienen pavor de hacerlo. ¿Conformidad, pasividad, apatía, impotencia o qué será lo que detiene a muchos que prefieren no hacer olas? ¿Será la “Esquezofrenia Galopante…?

La mayoría de la gente vive lo suficientemente contenta con seguir desempeñando y devengando sus “humildes sueldos” por desempeñar “ineficientemente y al “ahí se va”, sus monótonas e improductivas labores tradicionales cotidianas, que otros les piden u ordenan hacer , sin tener que verse en la necesidad de correr personalmente, además del riesgo de la inseguridad normal que trae aparejado casi cualquier trabajo como asalariado, la incertidumbre financiera que conlleva la creación de una empresa propia y de lo que eso puede de improviso significar para sus propios bolsillos. O, de tener que vivir con la terrible duda de encontrarse de repente en otros lugares aún peores a los que ya, de alguna u otra forma dominan y conocen por ser ahí otros los expertos y veteranos de reconocidos méritos en pasadas batallas o contiendas”. “¡Para que hacer más si de todos modos no van a ganar más!” ¡Además, allí no los contrataron para pensar sino para hacer o ejecutar lo que le ordenan los jefazos! ¡Y eso es lo que hacen siempre! ¡Para eso les pagan, y bastante bien! ¡Por eso son “ejecutivos”! ¡Para ejecutar…!

Recuerden que ningún buen organigrama o en sus directamente relacionadas perfectas descripciones de puestos que se presenten o ufanen de serlo, tienen por ningún lado definido en medio de sus bien estudiados procedimientos el título nobiliario de “pensante”, actividad muy poco desempeñada actualmente en la mayoría de las organizaciones.

Es importante reconocer aquí que muchos “ejecutivos” sí son productivos y que honestamente devengan sus sueldos y que además muchos sí “piensan antes de hacer las cosas”. Esto sucede porque seguramente en sus organizaciones les permiten crear, ofrecer e implementar ideas que ayudan a la organización a crecer al mismo tiempo que también les es reconocida en forma económica o ya de perdis, con una palmadita en la espalda de vez en cuando, su participación incondicional y el “amor por la camiseta”. En vez de emplear el tradicional y muy socorrido latigazo o la acción de la guadaña oficial que tan rauda y veloz blanden sin ton ni son los “ejecutivos tan poco pensantes y tradicionales de muchas organizaciones en rápida decadencia”.

MINICAPITULO CUARTO: “EPOCA DE CAMBIOS NECESARIOS E INMINENTES”.

Eso sí, recuerden, cualquiera puede tener que tomar la difícil decisión de emprender o no emprender, de quedarse o de marcharse, dependiendo de cómo le este yendo en su actual “trabajo u ocupación”. Aquellos que ya se sienten agotados de ofrecer mil y una ideas y recomendaciones a oídos sordos y mentes necias al respecto de cómo mejorar las operaciones de la organización para hacerla más eficiente o productiva, sin ser en lo más mínimo escuchados o tomados para nada en cuenta, pueden decidir repentinamente bajarse del auto o del tren e intentar hacerle la competencia a la “pseudo-empresa” que tan poco los aprecia o de plano, nunca los intenta escuchar.

MINICAPITULO QUINTO: “TOMA DE DECISIONES Y CONCLUSIONES MEDITADAS”

Todo esto último nos lleva a comentar, recomendar y aclarar dos importantísimas e interesantes cosas o casos posibles:

  1. A) Esta primera, es algo así como una llamada de atención para la empresa de la cual, se está por bajar medio frustrado, un elemento valioso. ¡Cuidado! El fulano que se va, puede ser mortal para ustedes, ya que por un lado conoce perfectamente qué está mal en su organización y por otro, tiene la medicina adecuada para curarla y que ustedes, no han tenido ni en lo más remoto la mínima intención de escuchar o entender. ¡Lógico, están bien ocupados todos, por ahí siempre apagando fuegos que no dejan de reaparecer[1], ya que nadie se ha detenido a meditar ni siquiera un minuto, sobre las verdaderas causas de tales interminables conflagraciones operativas organizacionales! ¡¡Escuchen a sus gentes!! ¡Establezcan canales adecuados para oír ideas y recomendaciones de los colaboradores de la organización! ¡Implementen dichas ideas! ¡Es más barato que no hacer nada, ya que no hacer nada también cuesta aunque no lo crean, y a veces mucho más que hacer lo requerido! ¡Reconozcan y agradezcan a los que participan y se arriesgan! ¡Para eso los contrataron, capacitaron y les pagan! (Neuman, 2008).

¡Si no lo hacen así, pronto veremos en los obituarios empresariales periodísticos y en las pesadas lápidas de los ahora muy populares y concurridos cementerios empresariales, mensajes muy pero muy tristes de condolencia, llenos de amargos recuerdos y lastimosos epitafios especialmente dedicados para ustedes, “tristes, pobres y quebradas empresas que ahora ya descansan en paz”, y que irremediablemente se han ido para siempre al cielo de las “buenas” empresas, porque desgraciadamente no pudieron inteligentemente reaccionar ante la tan grave magnitud de la “crisis ‘esquezofrenica’ infranqueable” en la que ahora vivimos. Sí de esas empresas en las que no pensaron, planearon, decidieron e hicieron en forma diferente las  cosas, en ese momento cuando ya no había más remedio que así hacerlo. (Neuman, 2008).

  1. B) Esta segunda recomendación va para los futuros y enjundiosos emprendedores que ya están por bajarse del viejo y obsoleto camión que no los lleva desgraciadamente a ningún lado hasta ahora, como ustedes mismos dicen. ¡Cuidado! ¿Ya pensaron bien y con calma lo que van a hacer? ¿Ya definieron sus metas y objetivos? ¿Ya saben cuál es la cuantía de los recursos financieros, humanos, operativos y tecnológicos que requieren para su nueva y seguramente atractiva aventura? ¿Ya evaluaron el potencial del mercado que tiene su “maravillosa e inigualable, nueva y brillante idea”? ¿Saben todos los trámites y permisos que se requieren para iniciar una nueva organización: Hacienda, bomberos, uso de suelo, RFCs, tramitar claves electrónicas repetidas una y otra vez, facturas que caducan como si fueran medicinas o perecederos, copias de actas notariadas, comprobantes de domicilio y demás engorrosos e innecesarios trámites…? ¿¿Ya verificaron que lo que van a hacer es requerido o necesitado por alguien, siquiera le preguntaron a su abuelita que opina al respecto, de perdida?? ¿¿Ya tienen el triple del capital disponible del que pensaron que iban a necesitar originalmente, esto, por si las moscas?? ¿Ya investigaron bien a la “nueva” empresa a la que se van a ir o la que van a iniciar? ¡No vaya a estar peor que la que ahora sufren a diario!

Si todavía no tienen todo esto completamente definido, meditado y planeado; sólo unos últimos favores les pido antes de botar este escrito a la basura:

  1. “Todavía no se bajen del tren, primero terminen de hacer completamente su tarea. Recuerden que esos a los que ustedes les dicen “los idiotas de la empresa”, por su misma tradicional ineptitud no se van a dar cuenta de lo que ustedes planean hacer, y que además no los están todavía corriendo aún cuando hay ocasiones en que sí se lo merezcan, por no ser lo productivo que debiera de ser y sí los están aún manteniendo, ¿no?”
  2. ¿Adónde corren? “Serenidad y paciencia” (como decía Kalimán a Sólim los domingos por la mañana). Terminen primero su tarea y tengan contestadas todas las preguntas que les hice arriba, y además, antes de retirarse como felinas de dudosa presencia moral, intenten en forma honesta presentar primero al jefe de su jefe sus ideas, y si éste tampoco los apoya, preséntenselas al jefe del jefe de su jefe en caso de que su jefe o el de él, también los haya mandado a “pifas”, y tampoco les haya escuchado o entendido.
  3. Si todos estos “jefazos” fingen demencia o continúan negándose a tomar en cuenta lo que se les presenta, o si ni siquiera los reciben o dan audiencia por estar sumamente ocupados resolviendo las mil y una broncas diarias o en juntas o de viaje, entonces sí bájate de volada del tren y echa a andar tu seguramente exitoso negocio. Recuerda que hablando estadísticamente, es bien difícil encontrar tres “idiotas” en serie, más no imposible. Si en tu empresa ya los encontraste y además las ventas van de bajada al mismo tiempo que la “gran crisis” interna se agudiza con el correr de los minutos y la “esquezofrenia galopante” contagia más ineptos día a día, entonces: ¡Córrele! ¡Sabes, ya nadie está contratando pseudo-ex-ex-pertos, ex-gerentes, ex-ejecutivos o ex-directivos de grandes ex-empresas que ex-piraron! ¡¡Je!!

MINIEPILOGO:

¡Piensa! ¡Planea! ¡Decide! y ¡Actúa más productiva y honestamente! ¡Atiende mejor a tu cliente quienquiera que éste sea! ¡Dale un buen producto y servicio! ¡Hazlo bien y a la primera! ¡Para eso trabajas! ¡Si así lo haces, tu, tú cliente, tú familia, tú empresa (vieja o nueva) y por qué no, tú país, seguramente progresarán! ¡¡Y yo, te lo reconoceré y agradeceré por siempre! (Neuman, 2008).

MINIBIBLIOGRAFIA:

Neuman Jacobo (2008). “ESQUEZOFRENIA. MANUAL PARA UNA NUEVA VIDA”. 7ª Edición. Joega Editorial.

Nota final del autor: ¡¡No hay más libros sugeridos o recomendados!! ¡Además, Pa’ qué los pongo, si nadie nunca la lee por acá nada! ¡0.5 libros por persona por año se leen en México, que tristeza…!

[1] Ver libro: “Esquezofrenia”.