Hace algunos años Jacobo Neuman, doctor en administración, un muy querido y respetado profesor del Instituto Tecnológico de Monterrey, en su Escuela de Graduados en Administración de Empresas, escribió un libro muy divertido y a la vez muy profundo al cual tituló “Esquezofrenia”.

Un tratado sobre los múltiples modos como fácilmente encontramos excusas cuando no estamos cumpliendo con nuestras obligaciones. Para todo, siempre hay respuestas: “es que no hubo tiempo…”, “es que no cooperan…”, “es que no se comprometen” y otras múltiples excusas para evitar lo inevitable: asumir nuestras responsabilidades.

La semana que está terminando abundó en Esquezofrenia. ¿Qué se inundó una parte importante de la Ciudad de México (CDMX)? Es que la población tira basura en las calles. ¿Qué quieren ustedes que hagamos? Es que no hubo presupuesto. Es que fueron “lluvias atípicas”. Es que… llene usted el espacio. Todo, menos asumir lo obvio: los gobiernos de nuestras ciudades no se hacen responsables de lo mínimo que se esperaría de un gobierno: de garantizar la seguridad de la población contra desastres naturales.

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Pero no fue el único caso. Ante un clamor unánime por el innegable crecimiento de la violencia y la impunidad en todo el país a niveles nunca antes alcanzados, la respuesta de muchos funcionarios fue: “es que la nueva reforma penal, con sus juicios orales, ha hecho que queden muchos criminales en la calle”. En pocas palabras, nosotros no tenemos la culpa. Por otro lado, si se consulta los jueces, éstos dicen: “es que los expedientes de investigación no vienen debidamente desarrollados y completos”. Y cuando hablamos con la policía investigadora, la respuesta es: “es que no hemos tenido los recursos ni el tiempo para entrenar a nuestro personal investigador”.
Y así podríamos seguir. No importa el tema: siempre encontramos un “es que”. ¿Presentan a algún político al que lo filmaron recibiendo sobornos? La respuesta: “Es que era ilegal filmarlo”. “Es que le pusieron una trampa”. “Es que no estaba autorizado para recibir donativos”. Todo menos admitir que ese funcionario estaba haciendo algo ilegal y que su agrupación política no quiere asumir la denuncia de sus miembros corruptos.
En fin, estamos en un mar de “Es qués”. Si usáramos la mitad de la creatividad que tenemos para fabricar excusas en encontrar soluciones, ¿cuántos temas ya se hubieran resuelto? Basta ya de tantas excusas. Como dice la sabiduría popular “desde que se inventaron los pretextos se acabaron los irresponsables”. O algo parecido: construya la frase con los términos que más le agraden. Pero el tema sigue siendo el mismo. Una epidemia de pretextos o de excusas pensando que de esa manera la clase política conserva su imagen y no pierde su credibilidad. Sin darse cuenta de que fabricar pretextos sólo conduce a que la desconfianza de la ciudadanía crezca cada vez más. Y a propósito, también nosotros deberíamos desterrar la Esquezofrenia de nuestra vida diaria. Necesitamos un México libre de Esquezofrenia y lleno de ciudadanos que se hagan responsables de sus obligaciones.

 

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* PUBLICACIÓN ORIGINAL EN LA SIGUIENTE REFERENCIA Y REPRODUCIDO CON AUTORIZACIÓN PERSONAL DE ANTONIO MAZA P.:
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