Decía Louis Pasteur que ‘”Una botella de vino contiene más filosofía que todos los libros del mundo”. Hay historias de la vida real que nos conectan con la fantasía, como la de Almaviva. 

Su historia comienza, como los cuentos de hadas, con un miembro de la nobleza y un romance. La pasión de la Baronesa Philippine de Rothschild, Presidente del Directorio Asesor de Baron Philippe de Rothschild S.A., era compartida por Don Eduardo Guilisasti Tagle, Presidente de Viña Concha y Toro S.A., quienes se unieron para crear una obra maestra: un vino Premium Franco-Chileno excepcional: Almaviva.

El nombre de Almaviva, aunque tiene una sonoridad hispánica, pertenece a la literatura clásica francesa: el conde Almaviva es el héroe de Las bodas de Fígaro, la famosa obra de Beaumarchais (1732-1799), que luego se convirtió en una ópera del genio de Mozart.

La etiqueta rinde homenaje a la historia ancestral de Chile, con tres reproducciones de un diseño estilizado, el cual simboliza la visión de la tierra y el cosmos en la civilización mapuche. En el diseño aparece en el kultrun, un tambor ritual usado por los mapuche. Lleva el nombre de Almaviva en la propia letra de Beaumarchais. Dos grandes tradiciones se unen para ofrecer al mundo entero una promesa de placer y excelencia.

Más que un vino, Almaviva es un sueño que se vive con los ojos abiertos, es un objeto de placer que se saborea con todos los sentidos, es la historia de un romance universal que no conoce de fronteras. Bordeaux aportó los conocimientos técnicos de vinificación, sus tradiciones y sus variedades clásicas, como Cabernet Sauvignon, Carmènere y Cabernet Franc, mientras que Chile dio las condiciones ideales para que las uvas sean dulces y jugosas. Se cultivan en 65 hectáreas de viñedos en la parte más alta del Valle del Maipo, en la zona central de Chile, en Puente Alto. 

Almaviva se encuentra en la orilla norte del río Maipo, a 650 metros sobre el nivel del mar. Está situado al pie de la cordillera de los Andes, en la cuenca del río Maipo. Un factor

determinante en este extraordinario terroir es la influencia del clima frío de la cordillera de los Andes, que se manifiesta en forma de brisas frescas y una amplia oscilación de temperatura entre el día y la noche, particularmente durante el período de maduración. Estas condiciones fomentan un desarrollo largo y homogéneo de las uvas, conjuntamente con una acidez más pronunciada, una fruta roja fresca y una mayor concentración de color y aromas en los racimos.

Los viñedos más antiguos de Almaviva se plantaron en 1978 en Puente Alto, un lugar que ha sido reconocido por más de 30 años por tener las condiciones ideales para producir uno de los mejores Cabernet Sauvignon en Chile.

La bodega fue sembrada con cinco variedades distintas, la Cabernet Sauvignon, la Carménère, la Cabernet Franc, la Merlot y la Petit Verdot, siendo la Cabernet Sauvignon la más cultivada, ya que está particularmente bien adaptada al terroir de Puente Alto.

Esta disposición determinó la mezcla de Almaviva, un conjunto de varios vinos de bordelais, con un predominio de Cabernet Sauvignon, asociado armoniosamente con porcentajes más pequeños de Carménère y Cabernet Franc, Merlot y Petit Verdot. El resultado final es un vino novedoso, potente y único que ofrece lo mejor de ambos mundos.

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