Multifacético y cargado de una energía que eleva el espíritu, el pueblo de Tepoztlán es otra joya extraída de la naturaleza y tallada por el hombre.

Su origen prehispánico, continuación colonial y afirmación contemporánea, aseguran que cada visitante se sienta cómodo y encantado, en especial cuando se trata de un lugar que reúne lujo y serenidad, como Casa Fernanda. El viento que mueve el agua de su alberca, parece susurrar en los oídos de los visitantes los mensajes de los espíritus que habitan en el cerro sagrado del Tepozteco, que vigila en todo momento desde la distancia.

Pensado como un lugar de retiro físico y espiritual, en este hotel boutique miembro de Tesoros de México, en Casa Fernanda nos topamos con simbolismos que nos recuerdan la dualidad de la vida, desde el tronco de cerezo que reviviera en el centro del jardín, los picaportes en forma de manos, el temazcal, y hasta la carencia de espejos en los lavamanos para poder ver frente a frente la mirada de las otras personas y no sólo nuestro reflejo.

En el viaje interior que representa hospedarse en Casa Fernanda, además de las comodidades de sus enormes camas, de sus baños con ducha, tina y enorme tocador, algunas habitaciones también cuentan con una terraza personal con un enorme espejo de agua del que pareciera emerger un árbol, como una remembranza de las energías que brotan de nuestro interior renovado en este ambiente fresco y holístico.

Casa Fernanda es poesía pura y en movimiento, es un lugar que aporta su energía al ambiente sagrado de la zona. Al buen gusto de su diseño se incorporan el clima vivo, los alrededores rústicos y la belleza del pueblo que ha sido fiel a sus costumbres. La piedra volcánica destaca en su construcción, y su presencia se suaviza con los delicados detalles artesanales presentes en cada espacio del hotel: bordados, mantas, esculturas talladas en piedra y piezas de barro, son remembranza de la gran riqueza cultural del país.

Toci le da nombre a su spa de clase mundial, pues al ser reconocida como la madre de los dioses y abuela de la humanidad, evoca una figura dedicada a la sanación, cuidados y medicina que nos lleva a un viaje hacia nuestro interior.

El viaje de curación abarca el circuito hidrotermal en su Vitality pool, que con cromoterapia y chorros de agua crea una gran sensación de relajamiento. También abarca masajes variados, como el terapéutico para recuperar la energía perdida y aliviar la tensión muscular, el sauna desintoxicante y la experimentación de cuatro microclimas, todo perfectamente integrado en un viaje holístico y curativo del cuerpo y el espíritu. Sus productos son creados con ingredientes naturales de la región, y llenan las habitaciones con sus agradables aromas.

Los espacios amplios y delicadamente decorados, están pensados para recibir a los visitantes con lo mejor que el lujo más refinado y la más profunda tranquilidad pueden ofrecer.