Es muy común en países europeos ver nidos con parejas de cigüeñas y su prole en los techos, desde el inicio de la primavera hasta el inicio del otoño podemos ver esos notorios nidos de varas. En esa parte del mundo hay un “debate” sobre si las cigüeñas traen o no a los bebés, varios artículos que usan un nivel de rigor estadístico, siempre con un toque humorístico, han aparecido en la literatura.

Con datos duros se ha probado que, en ese periodo, la correlación entre el número de parejas de cigüeñas que ponen sus nidos en los techos y el número de nacimientos de bebés es estadísticamente significativa, ante esta correlación alguien puede preguntarse si efectivamente las cigüeñas traen o no a los bebés.

Esto puede parecer una broma pero incluyo referencias al final de este artículo donde se critica el uso inadecuado de la estadística y destaca la diferencia entre correlación y causalidad.

Esto último es particularmente importante hoy pues el uso de la estadística, dado lo accesible de la gran cantidad de información que se genera por un público muy amplio, se ha convertido en una herramienta para convertir, a tiempo real, la información en conocimiento, este, a su vez, se convierte en decisiones y acciones para mejorar las ventas o para hacer la oferta de artículos o servicios nuevos, más adecuados, a un público más demandante.

Aguila Ventas

Imaginemos a un vendedor de pañales ambulante en un pueblo europeo que sabe de esta correlación, si quiere tener éxito al tocar de puerta en puerta para encontrar un potencial cliente, podría preferir hacerlo en las casas en cuyo techo hay un nido de cigüeñas, pensará que es más probable que haya al menos un bebé en esas casas, que en una en la que no hay cigüeñas en el techo.

Ese razonamiento tiene un fallo pues la afirmación no asegura que la correlación se dé exactamente casa por casa.

Volvamos a la carga, uno de los estudios referidos confirma una correlación significativa entre los nacimientos en Berlín, fuera de hospitales, y las parejas de cigüeñas en Brandemburgo durante los años de 1990 al 2000.

Si el vendedor hubiera decidido tocar de puerta en puerta en la época del estudio, es decir, en las estaciones de primavera y verano, durante esos años, es muy probable que el número de ventas de pañales a padres de bebés, que tuvieron sus hijos en Berlín fuera de un hospital, haya resultado proporcional a las parejas de cigüeñas que pusieron nidos en los techos de Brandemburgo.

Pero eso seguramente no le significó una mejora en su estrategia de ventas. Ni siquiera ofreció una buena medida sobre el número de ventas, pues muchos padres de hijos que nacieron en hospital también pudieron comprarle pañales.

¿Podemos concluir que la estadística es inútil para estrategias de ventas? Por supuesto que no; cuando cotidianamente tomamos decisiones sin usar la estadística ¿lo hacemos mejor? Esto es improbable, hoy las calles más frecuentadas por donde los vendedores hacen sus ofertas, muchos exitosamente, están pavimentadas con bits y bytes, una cantidad inmensa de personas las transita y van dejando huellas.

Hay que saber muy bien qué buscamos y cómo encontrarlo en estas huellas, hay que saber qué vamos a hacer con esa información y cómo transformarla en decisiones y acciones que aumenten nuestras ventas, sin el uso adecuado de estadística esto es casi imposible, su adecuado uso puede ser un rico bombón altamente rentable.